A todos nos gusta mandar. En
el fondo, incluso a los que no parece. Será porque es mi caso, no lo sé. Desde
pequeña tuve espíritu de líder. Pero atención, mandar no es dar órdenes, exigir
y dirigir. Para mí mandar, sobre todo en el aula y no se diga dentro de un
equipo pedagógico; es sobre todo dar el ejemplo. Jamás le pido a un alumno un
trabajo que no esté dispuesta a hacer yo misma y/o que no pueda realizar primero
yo. Dentro de un equipo, trabajo infatigablemente y lo asumo me cuesta delegar
porque es difícil percibir la frontera entre esto último y dejar que hagan los
otros. Siempre he preferido el “hagan como yo” al hipócrita “hagan como digo
mas no como hago”.
La segunda cualidad del
verdadero líder, en mi opinión, es el ser capaz de organizar y coordinar el
esfuerzo de todos, el talento de cada uno. Modestia aparte, soy capaz de ser
india si las órdenes son lógicas, razonables y pertinentes y soy cacique cuando
toca y en aula nos toca siempre, y trato de ser justa y diligente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Agradezco de antemano todos sus comentarios.