martes, 31 de enero de 2017

Innovando



Paseando por el mundo virtual hace poco leí que el problema de la educación hoy en día es que tenemos un sistema del siglo 19, con profesores del siglo 20 para alumnos del siglo 21. Pido disculpas al autor porque en ese pasear libremente, olvidé tomar nota de su procedencia. A él o a ella todos los derechos. Aunque no es mía me la he apropiado por el simple hecho de que resume,  a mi parecer, el meollo de la cuestión.
 
Por mi parte, ahora más que nunca me cuestiono sobre mi trabajo y estoy tratando de innovar. No por aquello de innovar o morir, a pesar de que lo dramático de la frase me va bien. Ni por postureo ni por edad (¡yo no soy una millennial!) si no por sincera voluntad de adaptación y búsqueda de maneras de implicar a mis alumnos infectados por el virus de la desmotivación total hacia la escuela.

De más está decir, que a la ya difícil prueba de actualizarse,  de salir de la zona de confort y lanzarse a aplicar otras formas de trabajar,  se unen tres grandes barreras: la de los propios alumnos, la de los directivos y la de los padres. Por ahora es la de los alumnos la que más me cuesta. Seguramente porque los veo a diario o más frecuentemente que a los otros grupos. En algunos casos son entusiastas pero en muchos para nada. Sobre todo cuando la "nueva" forma de trabajar exige de ellos un esfuerzo más grande que calentar una silla y fingir que prestan atención. Pero a su edad eso es comprensible. La barrera de los jefes es otra cosa, apatía, y/o desconocimiento en el mejor de los casos, en el opuesto prefiero ni pensar.

Por ahora seguiré intentándolo esperando no morir en el esfuerzo contagiada por el nefasto virus y lucharé para sobrevivir a esta school apocalipse con alumnos, profesores y directores que parecen salidos directos de una mala copia de The Walking Dead.

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