sábado, 19 de abril de 2008

Mis amigos me llaman Mafalda




No pienso disertar sobre el uso (¿y el abuso?) del personaje en manuales y en nuestros cursos, ni de mi gusto personal por el mismo. Es más bien una anécdota del tipo trágame tierra o quisiera ser control remoto y darle al rewind. Espero que nunca les haya ocurrido algo así.

Trabajando con mis alumnos en pequeños grupos y con diferentes materiales y documentos para cada grupo (al final de la secuencia compartiré con ustedes mi humilde preparación), comprobé una vez más el peligro de cruzar la frontera. No me refiero claro está a la cicatriz que separa los pueblos sino a la que marca la distancia entre nosotros y nuestros alumnos. Para que un grupo de cuatro alumnos pudiera visualizar un corto documental, les presté mi ordenador portátil. Aunque yo preparé todo antes de dejarles mientras me ocupaba de los otros grupos, ellos accedieron al resto del contenido. No se preocupen, no había nada de que avergonzarse o demasiado personal pues es mi ordenador profesional. El desliz lo cometí yo cuando me preguntaron quién era el personaje en mi salva-pantallas y por qué lo tenía. Se trata de Mafalda y por supuesto a mí se me escapó que ese es el sobrenombre que me dan algunos de mis amigos.

No puedo más que aconsejarles la más grande prudencia porque de veras que desearía no haber dicho nunca eso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Agradezco de antemano todos sus comentarios.