Como muchos no soy ni lo uno ni lo otro. Trato de estar al tanto de lo que se hace, sale o se inventa, claro, esto es ilusorio. Cuando ya por fin domino algo : programa, aplicación, hardware o similar ya se han inventado otros más potentes y complejos o simples que son los mejores.
Cuento con un material personal nada despreciable que ha significado una inversión de dinero, tiempo y paciencia. Un ordenador de mesa con teclado en español, mucho más útil que el azerty pues permite la escritura directa de ambas lenguas. Dos ordenadores portátiles, una media docena de memorias y otros accesorios. Manejo aceptablemente una docena de programas esenciales para nuestro trabajo y otra de menor importancia. Y sin embargo, algún alumno ya me ha insinuado que parezco dinosaurio.
¿Alguien puede concebir que un ingeniero no sepa utilizar la informática? NO. Pues en el siglo XXI no puedo imaginar a un profesor de lenguas con esta incapacidad. Es un obstáculo bastante grande que crea una brecha generacional y operativa con nuestros alumnos que es imposible de salvar.
¿Cómo hacer? No tengo respuestas ni soluciones milagrosas. Toca aceptar los retos aunque nos gane la frustración tanto del sentirnos desfasados como la de constatar la inutilidad eventual de los conocimientos dado que no siempre contamos con el material en nuestras aulas. No creo que tengamos que convertirnos todos en geeks pero debemos a toda costa huir del Parque Jurásico en el que a menudo ejercemos.
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