jueves, 6 de marzo de 2014

Yo seguiré contestando por Tío Simón



Hermano del padre o de la madre: Tío. Por extensión también el marido de la tía.

Formo parte de esos casi 30 millones de venezolanos que nos honramos llamando tío a ese señor con quien en realidad no nos une ningún lazo sanguíneo o civil. El lazo sobre todo con los de mi generación, es sin embargo, profundo e indeleble. Músico, compositor, cantante, animador de televisión, caricaturista, humorista, folklorista, cuentacuentos, hombre de llano, tío de todos. Tenía 85 años y llevaba con orgullo el sublime nombre de Simón. Del Simón que nos liberó al Simón que nos enseñó.

En mi tierna infancia aprendí con el tío, gracias a su recordado y exitosísimo programa “Contesta por Tío Simón” las más variadas cosas. Pero sobre todo me enseñó como a muchos, el amor a nuestra tierra, nuestra música, nuestra historia, símbolos, riquezas y gente. Más y mejor de lo que pude aprender en la escuela. Si hasta participé en una versión escolar del programa.

Para los lectores que no conocen, una parte de la emisión consistía en un concurso donde los niños aprendían coplas escritas por el tío, con temas sobre ecología, historia, cívica, geografía y pare usted de contar, y el participante debía cantar la copla en lugar del artista. Incluso los no se aprendieron de memoria todas las coplas, aprendieron escuchándolas y bebiendo de las palabras de ese gran cuentista y maestro.

El más venezolanos de todos, pasó a ser universal con ese Caballo Viejo que tantos han cantado, cantan y cantarán, algunos sin ni siquiera saber de su autor. Yo seguiré cantando mi favorita: la navideña pero intemporal Vaca Mariposa o el Becerrito como creo que la llamó él, continuaré entonando Mi Querencia y enseñándole a los franceses las tonadas de ordeño. 


Simón Díaz, en mi voz, en mi recuerdo y en mi corazón. 

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