miércoles, 2 de julio de 2014

Lo que se hereda no se hurta



Cada día, en cada hora de clase, consciente o inconscientemente trato de transmitir una cultura a través de la lengua. Mi lengua, mi cultura. Los colegas de español que son franceses enseñan una lengua que aprendieron y una cultura que les gusta o incluso admiran. Ustedes dirán y a qué viene todo este manifiesto de lo evidente: pues porque para bien o para mal, el sentimiento de  pertenencia no es el mismo. La legitimidad tampoco. Esto no solo conlleva beneficios, también trae consigo el sentimiento a flor de piel a hablar de ciertos temas, leer a ciertos escritores, escuchar a algunos artistas y ciertas canciones. No diré cuándo ni con quién pero más de una vez he tenido que enjugar mis lágrimas o hacer creer  a algún inexistente problema ocular. 

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