jueves, 8 de mayo de 2008

Al perro más flaco se le pegan las pulgas

Confieso que siempre he tratado con sinceridad no hacer diferencias entre mis estudiantes. Nunca dejarme llevar por las primeras impresiones, que un alumno con un comienzo de curso difícil sea siempre un alumno de nivel bajo y otros tengan la tentación de aquello de “cría fama y échate a dormir” y yo les siga la corriente. Pero es tan raro poder ir contra la subjetividad que a veces lo considero una proeza. Por eso, cuando ese alumno que el primer trimestre rechazaba el trabajo y la materia y ahora hace esfuerzos, ciertamente a tientas; pero al menos se lanza, hace falso eso del “perro flaco” al menos a mis ojos.

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