No estoy segura de que esa sea la traducción que le darán en español al título de la ganadora de la Palme d’Or en el Festival de Cannes de este año. En todo caso, es como yo lo traduciría. Hace unos días pude verla en un pre-estreno organizado que contó con la presencia del autor del libro y protagonista de la película y del director de la misma. Probablemente escribiré luego más en detalle sobre lo que pensé después de la proyección y lo que pienso ahora tras larga reflexión. Y eso aunque sé que serán muchas las plumas que se moverán con ese propósito. Durante toda el film, claro, me dejé llevar por la identificación imposible de evitar y el humor que provocan muchas de las situaciones, pero al final me quedó un gusto amargo en la boca. La difícil realidad de la película o quizá su forma de ficción tan cercana al documental, el hecho de no haber nunca trabajado con un público así, lo cual no excluye que en un futuro pueda tener que hacerlo; me dejo más pensativa y preocupada que satisfecha. ¿Era ese el propósito del director? No lo sé, pero si lo era, conmigo logró su cometido.
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