martes, 18 de junio de 2013

Se dice el pecado, pero no el pecador





No es que nunca lo hubiese vivido en mi tierra natal, pero fue algo tan poco común que no causó más que asombro en mí cuando estudiando en Francia me percaté que aquí es el pan cotidiano. Al corregir los profesores en la universidad daban las notas a viva voz y se permitían /se permiten comentar lo bueno pero sobre todo lo malo del trabajo de los estudiantes con pelos, nombres y señales.


Desde entonces he tomado por regla jamás hacerlo con mis alumnos y aunque a veces me empujen o sienta la tentación, la mayoría de las veces resisto. Claro que la corrección de los errores es importante pero no hace falta señalar al que los cometió.


1 comentario:

  1. Totalmente de acuerdo contigo. Creo que el asunto en Francia se puede ver desde la perspectiva de la madurez emocional que hay que tener para resistir las correcciones delante de todos y asumirlas como eso, trabajo pendiente y no pecado capital. Pero no todos ni siempre estamos preparados para ese tipo de tensiones.

    En mis clases lo que yo intento es retroalimentar de manera individual los trabajos y general las evaluaciones, así cuando menciono tal o cual error garrafal que "alguien" cometió, a todos les cae la piedra de advertencia y la cabeza del aludido se queda en su lugar (:

    Gracias por seguir compartiendo. Un abrazo desde México.

    Laura

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Agradezco de antemano todos sus comentarios.